sábado

Buen viaje, señor presidente

El cuento trata de un presidente que fue a Ginebra después de dos guerras mundiales, en busca de una respuesta para curar sus dolores. El médico le detectó la unión de dos vértebras y le dijo que se tenía que operar.
Homero, el chofer de la ambulancia le invitó a su casa pero su propósito no era tan inocente, ya que como chofer tenía arreglos con las funerarias. Con el paso del tiempo se dio cuenta de que el presidente no tenía dinero. A pesar de esto Homero siguió ayudando al presidente.
Homero, con su amistad hacía que el presidente se sintiera más fuerte y luchador enfrentándose a sus problemas de salud y soledad. El presidente salió de la operación y volvió a su país. Desde allí envió cartas a Homero diciéndole que aún sentía dolores, pero ya no les daba importancia.

La Santa

La historia de Margarito Duarte empieza cuando había que mudar el cementerio de su pueblo para construir una represa. Su mujer y su hija habían muerto hacía algunos años, y cuando abrieron la caja donde se encontraba su mujer vieron que se había convertido en polvo por los años transcurridos. En cambio cuando abrieron el de la hija se dieron cuenta de que permanecía intacta. El obispo le dijo que era un signo de santidad.
Margarito Duarte fue a Roma para intentar la canonización de su hija. Su intención era hablar con el Papa, pero fue imposible, ya que éste se encontraba con hipo. Después de haberse recuperado tampoco pudo hablar con él.
Un día un hombre llamado Lakis le preguntó si el cajón era de un violonchelo y Margarito le contó la historia. Entonces le propusieron hacer una película donde su hija resucitara. Margarito lo intentó y consiguió resucitarla.
Quince años después, Margarito seguía llevando a su hija para intentar hablar con el Papa, y el Papa que habló con él murió. Entonces todos se dieron cuenta de que el santo era Margarito, y no su hija.

El avión de la Bella Durmiente

El autor se encontró en el aeropuerto con una bella mujer que le impactó y le dejó muy aturdido.
Una vez se embarcó en el avión, cuando estaba sentado en su asiento sucedió algo sorprendente: la mujer bella del aeropuerto se sentó junto a él. La mujer se pasó todo el viaje hasta Nueva York dormida como la bella durmiente, y él lo único que hacía era contemplarla.
Al llegar a Nueva York la mujer se despertó y es entonces cuando el autor comprendió que los vecinos de asientos son como los matrimonios viejos: no se dan los buenos días. Se fueron sin despedirse y no la volvió a ver nunca más.

Me alquilo para soñar

El autor estaba en la terraza de un hotel cuando se oyó un tremendo estruendo causado por el impacto de un vehículo contra la pared del vestíbulo. El conductor del vehículo era una mujer cuyo cuerpo había quedado destrozado por el impacto. Pero llevaba un anillo que le era familiar. Era un anillo con una serpiente, el mismo que el autor vio en una mujer que encontró en Viena y pensó que se trataba de la misma.
El autor la había conocido en Viena. Nadie conocía su nombre, pero la conocían como Frauda Frida. Ésta se ganaba la vida alquilándose para soñar.
El autor sentía gran admiración hacia ella. El embajador hablaba de ella con un gran entusiasmo y una enorme admiración y decía que era una mujer extraordinaria. Frauda Frida era una mujer muy querida por todos.

Solo vine a hablar por teléfono

María era una mexicana de veintisiete años que decidió alquilar un coche para ir a visitar a su familia a Zaragoza. Pero sufrió una avería en el desierto de los Monegros y esperó hasta que pasó un autobús que la podía acercar para conseguir un teléfono.
Después de muchas horas el autobús paró. María seguía en busca de un teléfono y entró en un pasillo donde había muchas mujeres custodiadas por una supervisora, con tan mala suerte que una de las supervisoras pensó que María pertenecía a aquél sanatorio. María trataba de explicarle que sólo necesitaba un teléfono para llamar a su marido, pero la supervisora llamada Herculina no le hizo caso y María fue inscrita en el sanatorio.
María le pidió a Herculina que le lleve un mensaje a su marido, y éste inmediatamente se presentó en el sanatorio en busca de María. Ella le contó toda su tragedia vivida en aquel horrible lugar, pero su marido también pensaba que María estaba loca porque el director del sanatorio le dijo que le escuchara todo lo que dijera y que no le hiciera caso porque su mujer estaba muy trastornada.
María no quiso ver nunca más a su marido y tampoco quería leer sus cartas, y así la relación se fue enfriando hasta que éste no volvió más al sanatorio y también María desapareció y no se supo más de ella.

Espantos de agosto

Antes del medio día, una familia llegó a Arezzo para buscar el castillo renacentista que Miguel Otero Silva había comprado, cosa que gustaba a la esposa y a los hijos del autor, ya que les excitaba la idea de conocer a los fantasmas.
Al llegar al castillo, Miguel los recibió muy bien y les enseñó el castillo. También les explicó que su antiguo dueño, Ludovico, había matado a puñaladas a su esposa y luego se había suicidado, y les advirtió que a partir de media noche su fantasma se aparecía por el castillo.
Sólo a los niños les importó esa advertencia, ya que sus padres no parecían creer en fantasmas. Pasaron la noche en el castillo, pero no vieron a ningún fantasma y se disgustaron, pero a la mañana siguiente, en la antigua habitación de Ludovico, encontraron su fantasma bañado de sangre en la cama.

viernes

María Dos Prazeres

Trata sobre la vida de doña María dos Prazeres, que por un sueño estaba segura de que iba a morir antes de Navidad, pero su destino fue otro.
Una mañana había llegado un muchacho de una agencia funeraria, ya que ella quería sus servicios para cuando muriera.
El chico había entrado y había mirado todo lo que le rodeaba en la casa y abrió un plano del cementerio de Montjuic, y ella se acordó de una tragedia que vio cuando era niña. Vio que el cementerio de Manaos había sido destruido por las lluvias y que por su patio habían llegado ataúdes y pedazos de ropa y cabellos. Ésta era la razón por la que no quería que la enterraran en un cementerio donde llegara el agua.
El muchacho le dijo que no se preocupara, que todo estaba previsto. María dos Prazeres le pedía muchos requisitos como que la enterraran acostada en una tumba nueva junto a Durruti y a otros dos anarquistas, y que estaría mucho mejor debajo de un árbol primaveral, pero algunas cosas no le fueron concedidas.
María dos Prazeres tenía un perro llamado Noi que llegó a golpear la puerta cuando estaba el hombre de la agencia funeraria. Cuando entró se subió a la mesa y casi rompe el plano, su dueña le gritó y el perro lloró, y eso hizo que el muchacho se asustara porque no había visto antes llorar a ningún perro y también se sorprendió cuando María dos Prazeres dijo que era puta. El muchacho se marchó y se despidió de María.
María dos Prazeres había repartido toda su fortuna y había elegido un lugar muy noble donde vivir. El conde de Cardona la visitaba todos los últimos viernes de cada mes, ya que era su único amigo y no sabía por qué lo eran. Siempre, cuando el conde se iba, le dejaba veinticinco pesetas, que era el precio que cobraba María cuando la conoció.
María le había enseñado a Noi a ir al cementerio con la única esperanza de que hubiera alguien que llorara por ella cuando muriera.
Un día cuando María bajaba del cementerio comenzó a llover fuerte y ningún autobús la quería llevar. Luego de esperar pasó un trasatlántico que la llevó hasta su casa y el muchacho que conducía ese trasatlántico le preguntó si podía subir hasta su cuarto. María le dijo que hiciera lo que él quisiera y fue cuando el muchacho subió y Maria volvió a darle significado al sueño y dijo que no era su muerte, sino que era la suerte de haber pasado ese momento.

Diecisiete ingleses envenenados

La señora Prudencia, que había llegado al puerto de Italia después de varias horas de viajar por mar, durante todo su viaje había sido una de las pocas personas que no iban a misa, pero el domingo por la mañana en la que llegaban al puerto italiano se puso una túnica parda y unas sandalias san franciscanas que eran nuevas, ya que se había vestido así por que había prometido usar ese hábito para ir a Roma a ver al Papa. En su viaje había visto a un hombre ahogado en el mar y le dio pena porque nadie del barco hizo que parara para recogerlo.
Cuando llegó al puerto un oficial le dijo que ya no era hora para que estuviera en el barco y la señora Prudencia Linero le dijo que esperaba al cónsul de Italia que era amigo de su hijo, pero como el oficial le explicó que en verano todos las personas que habitaban allí se iban a las playas y el consulado cerraba para no atender, decidió irse y tomar un hotel decente. Un coche la llevó al hotel más decente, y cuando llegó el botones le ayudó con su equipaje y la llevó hacia el tercer piso, pero cuando Prudencia vio que en ese piso había 17 ingleses durmiendo en las poltronas de espera, decidió irse a otro piso aunque no hubiera comedor. Llegó al quinto piso y se quedó allí. Este piso no contaba con comedor pero sí tenían un acuerdo con una fonda donde los que habitaban allí podían ir a comer.
Cuando llegó a la fonda a desayunar vio a un cura, que solo comía cebollas con un pedazo de pan, y a los sirvientes.
El cura se le acercó y le pidió que le invitara a un café y se pusieron a hablar de Italia. Estuvieron mucho rato hablando sobre Italia y sus problemas y cuando terminaron ella se fue. Prudencia Linero le habló al cura sobre el hombre ahogado que vio mientras viajaba, pero el cura le dijo que no se preocupara, que el sujeto a esas horas ya había sido recogido y enterrado ya que los del barco no hicieron nada por parar pero sí habían avisado al pueblo. Cuando llegó a donde estaba hospedada vio que había mucha gente y varias ambulancias con carros de policías y muchos vigilantes con rifles. Fue a averiguar qué pasaba y vio que iban sacando muertos a los ingleses que había visto dormitando en la poltrona de espera.

Tramontana

Un día Gabriel García Márquez sintió la Tramontana venir y un viejo estaba terminando de cerrar puertas y ventanas. El viejo le contó que la Tramontana era un viento fuerte que traía arena y muchos gérmenes. Cuando llegó la hora el viejo se sentó en su silla y miraba desde su ventana, pero Gabriel García Márquez y su familia decidieron ver de cerca el viento ya que decían que ellos donde vivían habían visto vientos más fuertes, pero tal fue la sorpresa que cuando salieron a ver el viento los arrastró y se sujetaron de un poste. El anciano y algunos pobladores los ayudaron y les dijeron que ese viento era muy fuerte y que todos los que habitaban allí se encerraban en sus casas hasta que Dios quisiera.
Gabriel García Márquez estaba en Bocaccio cuando vio a 11 suecos que estaba golpeando a un muchacho para llevarlo a seguir la fiesta a Cadaqués, pero él se resistía a ir por miedo a la Tramontana que una vez lo derrotó y prometió no volver a Cadaqués. Gabriel García Márquez cuenta que él una vez fue de visita a Cadaqués, que era un lugar muy deseable en primavera para los turistas, pero tenían un gran temor por la Tramontana.
Nadie pudo ayudar al muchacho que era atacado por la pandilla de suecos, ya que se lo terminaron llevando en una camioneta.
Al día siguiente cuando Gabriel García Márquez despertó alguien le tocó a la puerta con la noticia que el muchacho que se habían llevado en la camioneta decidió tirarse de la camioneta a un abismo y murió antes de llegar a ese horrendo lugar.

El verano feliz de la señora Forbes

Un día dos hermanos habían llegado de sus clases de natación y cuando acababan de sacar sus trajes vieron una serpiente negra clavada en la puerta. Los niños se asustaron y de repente salió la señora Forbes y les regañó, pero antes les había dicho que el animal se llamaba “morena helena”. Orestes, su monitor de natación, también fue regañado por que él había sido el que había colgado a la morena.
La señora Forbes los mandó a bañarse y a que se prepararan para comer. Cuando se sentaron a comer los niños vieron la carne y la señora Forbes les dijo que era una morena y que se la tenían que comer. El hermano menor se molestó y no comió y al hermano mayor, que ya había dado el primer bocado, no le hizo gracia, la señora Forbes los hizo comer pero entonces cuando el hermano menor intentócomer, vomitó, y la señora Forbes lo mandó a cambiarse y a lavarse, pero el niño después ya no quiso comer y la señora Forbes le dijo que si no comía no habría postre, y fue cuando el hermano mayor dijo que tampoco quería. Entonces tampoco podréis ver la televisión- dijo la señora Forbes- y el hermano mayor igualmente no quiso comer y mucho menos el menor.
Los hermanos se dieron cuenta de que la señora Forbes siempre los intentaba educar, pero ella también tenía sus desvíos y no se corregía a si misma y entonces el hermano decidió matarla envenenándola con un vino que su padre guardaba en una botella que estaba en un baúl. Los niños cambiaron el vino que la señora Forbes tomaba por el vino que había en el baúl. La señora Forbes hacía tres días que no probaba su vino y una noche cuando los niños se fueron acostar se dieron cuenta de que la señora Forbes estaba durmiendo y había tomado el vino envenenado. A la mañana siguiente los niños la veían muy cambiada: la señora Forbes acompañó a los niños a sus clases de natación y a la hora de la cena, el hermano menor no quiso la sopa y fue cuando la señora Forbes dijo que hicieran lo que quisieran. La noche de ese mismo día los niños se fueron a dormir y escuchaban a la señora Forbes que cantaba y que poco a poco su cantar desaparecía.
A la mañana siguiente los niños se despertaron más tarde de lo debido y fueron a nadar con Orestes e hicieron lo que querían, pero cuando llegaron a su casa vieron que habían muchos policías y ellos tuvieron miedo a que los descubrieran y fue cuando los niños miraron a los policías medir la habitación y tomar fotografías. Fue entonces cuando los niños vieron que la señora Forbes estaba con el cuerpo en el piso y desnuda, con mucha sangre seca en el cuerpo y con cortadas, y se dieron cuenta de que ella misma se había apuñalado cuando cantaba.

La luz es como el agua

Unos hermanos llamados Totó y Joel le habían pedido a sus padres que les comprasen un bote de remos, pero sus padres le dijeron que se los comprarían siempre cuando llegaran a Cartagena. Ellos no les hicieron caso y lo siguieron pidiendo, y de tanto insistir el padre se lo compró pero les dijo que estaba en el garaje y que no lo podía subir ya que era muy grande. A la mañana siguiente los niños con ayuda de otras personas subieron el bote a su cuarto y sus padres se quedaron sorprendidos. La noche de ese mismo día los padres salieron y los niños se pusieron a jugar en la casa. Rompieron una lámpara de luz y llenaron la casa con agua para poder jugar con su bote. Después de que los niños obtuvieron el bote quisieron un traje de bucear y sus padres se lo negaron, pero los niños les dijeron que si ganaban el primer puesto se lo compraran. Cuando ganaron los primeros puestos les compraron sus trajes y ellos se alegraron. Un día el director de la escuela los felicitó por ser los más excelentes alumnos y sus padres se quedaron tan orgullosos que sin que les pidieran algo ellos les preguntaron qué querían, y los niños respondieron que querían una fiesta. Una noche cuando sus padres habían salido los niños hicieron su fiesta y con todos sus amigos se reunieron en su casa y volvieron a llenar la casa con agua iluminada con rayos de luz, haciendo que se enterara todo el pueblo por la inmensa iluminación. Cuando volvieron sus padres se dieron cuenta de que sus hijos habían muerto ahogados en su casa.

El rastro de tu sangre es la nieve

Al anochecer Nena Daconte se encontraba en su automóvil junto a Billy Sánchez De Ávila. Ambos estaban por cruzar la frontera que les dirigía hacia Madrid, y eran dos jóvenes que se habían casado a temprana edad. Nena Daconte iba adelante acompañando a su marido, rumbo a su luna de miel. Nena Daconte recordó que hace pocas horas, cuando le entregaron unas rosas como señal de felicitación, ella se pinchó el dedo con la espina de la rosa y durante el trayecto se iba quejando de ese dolor.Pasaron las horas y Billy seguía conduciendo sin descansar pese a no haber almorzado después de la boda. Nena Daconte sintió que su blusa estaba mojada y al mirar hacia ella se llevó una gran sorpresa: estaba llena de sangre. Billy se puso nervioso y querían encontrar un lugar para curarla, pero no encontraron nada y el hospital más cercano estaba a dos horas de viaje.Esas dos horas de viaje les parecieron las más largas del mundo, pero al final llegaron a esa ciudad y se dirigieron de inmediato hacia un hospital.Una vez llegaron al hospital fueron recibidos por un doctor que les dijo que Nena Daconte tenía que ser intervenida de inmediato y pidió a Billy que se retirara del lugar. Éste abandonó el hospital y se fue a una fonda cercana a comer algo. Después de una hora retornó al hospital y le dijeron que las visitas eran sólo los días martes y que no podía ingresar. Entonces Billy tuvo que alojarse en el hotel enfrente del hospital para saber los resultados de Nena Daconte, ya que faltaba una semana para el próximo martes. Esa semana fue la más larga de su vida, pero al fin llegó el martes siguiente,fue al hospital a ver a Nena Daconte y se llevó la triste noticia de que ella había fallecido. En ese momento no supo qué hacer y se lo comunicó a toda la familia para que ella fuera velada. Su muerte había sido causada por el rastro de la sangre en la nieve.