sábado

Me alquilo para soñar

El autor estaba en la terraza de un hotel cuando se oyó un tremendo estruendo causado por el impacto de un vehículo contra la pared del vestíbulo. El conductor del vehículo era una mujer cuyo cuerpo había quedado destrozado por el impacto. Pero llevaba un anillo que le era familiar. Era un anillo con una serpiente, el mismo que el autor vio en una mujer que encontró en Viena y pensó que se trataba de la misma.
El autor la había conocido en Viena. Nadie conocía su nombre, pero la conocían como Frauda Frida. Ésta se ganaba la vida alquilándose para soñar.
El autor sentía gran admiración hacia ella. El embajador hablaba de ella con un gran entusiasmo y una enorme admiración y decía que era una mujer extraordinaria. Frauda Frida era una mujer muy querida por todos.

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