sábado

Espantos de agosto

Antes del medio día, una familia llegó a Arezzo para buscar el castillo renacentista que Miguel Otero Silva había comprado, cosa que gustaba a la esposa y a los hijos del autor, ya que les excitaba la idea de conocer a los fantasmas.
Al llegar al castillo, Miguel los recibió muy bien y les enseñó el castillo. También les explicó que su antiguo dueño, Ludovico, había matado a puñaladas a su esposa y luego se había suicidado, y les advirtió que a partir de media noche su fantasma se aparecía por el castillo.
Sólo a los niños les importó esa advertencia, ya que sus padres no parecían creer en fantasmas. Pasaron la noche en el castillo, pero no vieron a ningún fantasma y se disgustaron, pero a la mañana siguiente, en la antigua habitación de Ludovico, encontraron su fantasma bañado de sangre en la cama.

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